Después de ver un K-Drama histórico, me gusta investigar cuánto de verdad y cuánto de ficción tiene la serie. Hoy voy a hablaros de la primera serie histórica que he visto, Hong Gil Dong, y os contaré la verdadera historia que hay detrás de ella. Primero os haré un pequeño resumen de esta serie para que podáis situaros. La serie cuenta la historia de Hong Gil Dong (interpretado por el actor Kang Ji Hwan), quien es hijo bastardo de un ministro. Por esa misma razón todo el pueblo lo trata con gran desprecio. El ministro, a pesar de ser su padre, no le permite considerarse más que su esclavo. La madre de Gil Dong fue asesinada cuando este era niño. No tenía a nadie que cuidara de él hasta que conoció al monje de un templo, que lo cuidó y lo convirtió en su discípulo, haciendo de Gil Dong un gran experto en batalla y magia desde muy temprana edad. Un día, Gil Dong es culpado de un asesinato que no cometió, pero logra escapar con la ayuda de unos ladrones, que también estaban involucrados. Entonces, decide unirse a ellos para poder destapar la identidad de los verdaderos criminales. Por otra parte, tras años de exilio, un joven príncipe, a quien creían muerto, regresa al condado para poder recuperar el trono arrebatado por su hermano, un rey loco que asesinó a su familia con tal de obtener el poder. Para conseguir su mayor objetivo, recuperar el trono que por legitimidad le pertenece, el príncipe Chang Hwui (interpretado por Jang Keun Suk) lidera en secreto una organización llamada Yongmun, la cual se especializa en traficar con armas y explosivos para causar un golpe de estado. Es así que el destino hace que la banda de ladrones liderada por Gil Dong y la organización Yongmun crucen sus caminos, pues ambos tienen el mismo enemigo en común: el rey y los nobles que protegen la corona. Sin embargo, su encuentro no se produce de forma amistosa, puesto que un error inconsciente de Gil Dong arruina los planes de atentado terrorista que la Yongmun llevaba tiempo preparando. A causa de todo esto, la banda de los ladrones de Gil Dong se convierte en un nuevo obstáculo para la organización, pues aunque tiene el respaldo del pueblo al actuar al más puro estilo Robin Hood (robando a los ricos para dar a los pobres), ya que se corre el peligro de que Yongmun sea descubierta por su culpa. Sin embargo y a regañadientes, el joven príncipe se ve obligado a pedirle ayuda a la banda de ladrones para intentar recuperar la espada Sa Yin, una espada cuya inscripción es la única prueba que dejó el último rey en la que deja en claro que la corona se la concede a su segundo hijo. Ante todo esto, el rey cada vez enloquece más y hará todo lo posible por matar a Gil Dong y a su hermano el príncipe. Tanto Gil Dong como Chang Hwui querrán eliminar la pobreza y la esclavitud que sufre el pueblo, sin embargo cada uno intentará cambiar el mundo a su manera. También os tengo que decir que hay una continuación de la historia en la película Descendientes de Hong Gil Dong. Esta versión es una película de humor y acción que intenta rescatar el mito de Hong Gil Dong para traerlo hasta nuestros días. En este caso se habla del personaje ficticio Mu-Hyeok Hong, que representa un supuesto descendiente de Hong Gil Dong de 18ª generación. Como descendiente de Hong Gil Dong, lleva una doble vida: por el día una vida normal, pero por la noche es un ladrón. El antagonista de la película es un empresario bastante extraño. La película es divertida, aunque de Hong Gil Dong sólo tiene el nombre y poco más. Ahora, ¿cuál es la historia que está detrás de esta serie? Hong Gil Dong es la primera novela coreana escrita en hangul. Es, por lo tanto, una de las novelas más importantes de la historia de Corea. Su autor es Heo Gyun (허균, 1569-1618). Era un funcionario civil a mediados de la dinastía Joseon y fue el primer estudioso coreano de la escuela china de Wang Yang Min. Estaba considerado un genio literario, experto en poesía y en prosa. El Cuento de Hong Gil Dong, es una novela que critica las paradojas que entrañaba la sociedad joseoniana y que es, indudablemente, una de las obras literarias más representativas de sus contemporáneas. Heo Gyun nació en una de las más prominentes familias políticas de su época. Su padre, Heo Yeop, era un funcionario civil de alto rango, el hermano mayor de Heo Gyun se desempeñaba como ministro del Interior y ministro de Defensa y su hermana mayor era la famosa poetisa Heo Nanseolheon. Heo Gyun comenzó su carrera pública en 1594, tras aprobar el examen de servicio civil de más alto grado, y asumir el cargo de gobernador de la provincia de Hwanghae. Pero el nuevo dirigente provincial fue despedido en poco tiempo, al ser acusado de traer de Seúl a sus seguidores —e incluso una dama cortesana— y vivir un estilo de vida libre, así como de pedir habitualmente favores especiales. Heo era una persona de espíritu excepcionalmente libre. Se asociaba con muchos sacerdotes budistas, y también con los jóvenes nacidos de las concubinas que vivían vidas muy duras, debido a su origen humilde y a las restricciones sociales. La obra maestra de Heo Gyun, El Cuento de Hong Gil Dong, es la primera novela escrita en el alfabeto coreano hangul, por lo que contiene un gran significado en la historia de la literatura coreana. La novela refleja plenamente la vida y los pensamientos del propio autor. En 1618, el décimo año del reinado de Gwanghaegun, se llevó a cabo una investigación real sobre la conspiración de una rebelión frente a la puerta de Injeongjeon, una sala principal del palacio real Changdeokgung. Heo fue acusado de conspirar para que asumiera el trono el príncipe Yeongchang, hijo del rey Seonjo. En cuanto a la presunta conspiración y traición
¿Eres un/una drama addict?
Recientemente he visto por quinta vez Hong Gil Dong con una amiga, que nunca había visto un drama coreano. Después de intoxicarla un fin de semana entero con la serie, me dijo que nunca estaría tan obsesionada con los dramas coreanos como yo. ¿Cómo saber si eres un/una drama addict? Para saber los síntomas de un/una adicto/a a los dramas coreanos tenéis que tener en cuenta los siguientes indicios: El sentimiento de mariposas en el estómago cuando por fin los personajes se besan en el episodio 15 de la serie. Mirar todos los blogs de K-Dramas. Tener impaciencia por ver el siguiente capítulo cuando los miras ya en tiempo real (más o menos, porque si no sabes coreano tienes que esperar a que pongan los subtítulos por lo menos en inglés). Ver la serie favorita una y otra vez como si fuera la primera. Tener por lo menos un actor/actriz preferido/a y seguirlo/a en todos sus trabajos. Hablar con gente que mira K-Dramas y darte cuenta de que estáis hablando el mismo idioma, incluso cuando no sea el español. La emoción de tener tres nuevos dramas cada tres meses. Ser capaz de hacer un mapa del aeropuerto de Incheon sin haber ido nunca a Corea. Saber costumbres, palabras y comidas y adorarlas sin haberlas probado nunca. Saber el verdadero significado de la palabra fighting. Empezar a tomar fideos instantáneos con palillos coreanos (comprados por eBay) solo para estar más en el atmósfera de los dramas. Aprender el idioma por gusto y saber más de la historia de Corea que de tu propio país. La desesperación que sientes si una serie que te gusta no tiene subtítulos en un idioma que entiendas. Hacerte preguntas sobre tu primer amor y pensar que nunca has vivido uno. Desear tener un triángulo amoroso en tu vida solo para ver cómo es. Sacar la batería del móvil cuando no quieres recibir llamadas, como consecuencia de la sobredosis de dramas coreanos. Llegar a pensar que estar de cuclillas es la posición más cómoda del mundo. La obsesión de ver películas coreanas. Reconocer ya entre las caras asiáticas, cuál podría ser coreano/a. Tener por lo menos un amigo coreano. Frecuentar sitios web relacionados con Corea. Empezar a usar BB Cream y CC Cream. Usar gafas de pega solo para ser guay. Soñar con ir a visitar Seúl, Busan y Jeju. Querer ponerte en forma por si acaso llegas a Corea y no te dejan pasar en la aduana por sobrepeso. Mirar cuánto vale un billete de avión de vez en cuando y cuánto dinero te haría falta para ir a Corea. Intentar cocinar coreano de vez en cuando solo para tener más conexión con los dramas. Sentirte como Alicia en el país de las maravillas en un golpe de ratón, entrando en el mundo de los dramas coreanos donde la chica siempre es pobre y de buen corazón, de la cual se enamoran siempre dos tíos muy ricos, y donde el segundo que no se queda con la chica sigue siendo amable y respetuoso hasta el final y donde los malos de la serie se llevan su merecido. El sentimiento de tristeza profunda al pulsar el botón PLAY del último capítulo de la serie. Seguramente hay mas síntomas que espero que nos comentéis. ¿Vosotros sois drama addit?
Los K-Dramas y el paisaje coreano II
En cualquier film o serie, la escenografía empleada es importante. Y me atrevería a decir que en los K-Dramas aún más. Corea del Sur se refleja perfectamente en sus K-Dramas y de esta manera se da a conocer al mundo con una estrategia exitosa de turismo subliminal. Seúl destaca por ser una ciudad moderna, que avanza a pasos agigantados por este virus de la globalización, construyendo grandes edificios en poco tiempo y eliminando poco a poco esos barrios tradicionales de curiosa arquitectura para los occidentales. Pero sigue conservando sus tradiciones y un buen ejemplo de ello son los bellos templos y casas tradicionales que se cuidan y conservan. Pero volviendo a los K-Dramas, hay dos temas muy recurrentes. Por un lado, la diferencia de clases y, por otro, el nivel de exigencia y la competitividad en el estudio y trabajo. Vamos a centrarnos en dos series concretas para verlo más detalladamente. En la famosa Boys Before Flowers se hace patente la división de dos clases preponderantes en la sociedad coreana: los que no tienen nada y los que lo tienen todo y más. Así, la protagonista, que tras una serie de sucesos logra introducirse en la alta sociedad, se verá rechazada en diversas ocasiones por su condición de pobre. En este caso podemos ver cómo la clase empobrecida vive o sobrevive gracias a préstamos y los jóvenes han de conseguir trabajos de medio jornada (a veces más de uno) a compaginar con sus estudios para poder afrontar la vida diaria. Usualmente en estos K-Dramas vemos cómo los padres sufren por no alcanzar los objetivos económicos, por verse saturados de deudas y por no conseguir mantener apropiadamente a sus hijos para que tengan un buen futuro. Normalmente, estos padres, rondando los cuarenta años, se ven arrojados al estrés de perder su empleo o cobrar sueldos pobres. ¿Y cómo podemos relacionar esto con el paisaje coreano? Es sencillo. Normalmente, las casas tradicionales, en barrios tradicionales, son asociadas a la clase más baja (salvo alguna excepción muy concreta como Heartstrings). Esos barrios de arquitectura propia, con identidad propia, pasan a ser un símbolo del arrastre de la sociedad coreana que no se apunta (por no poder) al tren del progreso más globalizado. Mientras que muchos de nosotros deseamos viajar o hemos viajado a Corea del Sur para disfrutar de su paisaje identitario, el modelo económico imperante trata de borrarlo del mapa. Triste, ¿verdad? La realidad traspasa la pantalla y deja el K-Drama como un mero testigo de la actualidad global. De la misma manera, cuando vemos un K-Drama donde la división de clases es patente, el mundo VIP se presenta atractivo, llamativo y moderno: los mejores móviles, casas de diseño, ropas de diseñador, restaurantes con comida extranjera… todo nos indica que es mejor apuntarse al carro del cambio y el avance socio-económico. En Cheongdam-dong Alice podemos ver como tema principal esta lucha por cruzar la línea que separa la clase alta de la baja y el anhelo de poder realizarse como persona en una sociedad excluyente según el bolsillo. Así, la protagonista ha estudiado, pero no consigue encontrar trabajo (muchas de estas cosas nos son bastante familiares en nuestro país actualmente) y decide buscarlo de una manera poco ortodoxa. Dejando a un lado el dilema de las clases sociales en los K-Dramas, nos centramos ahora en el estudio. Según rankings mundiales de los estudiantes mejor formados del mundo, Corea del Sur suele ocupar el primer lugar en disputa con el témpano finlandés. Y este es un hecho que también podemos ver a través de los K-Dramas. Uno de los que a mi parecer es más representativo para tal caso es Playful Kiss. El protagonista masculino, adinerado y con un coeficiente intelectual por encima de la media, experimenta a través de los episodios cómo es la vida de una estudiante normal, más bien no centrada en estudiar, que ocupa los últimos puestos en las listas de notas de clase. Ella, para conseguir su amor, pasa varias fases en las que paralelamente a la parte romántica trata de ponerse al nivel de estudio de su amor platónico. Se puede observar cómo pasa noches casi en vela, cómo pasan horas y horas en las bibliotecas y cómo han de pasar duros procesos de selección para poder acceder a una universidad. Este K-Drama refleja muy bien el modelo de estudio coreano. Pasan muchas horas en los centros de estudio sin un horario fijo, a los que pueden acudir hasta altas horas de la noche. Además del trabajo que realizan en casa y el continuo estrés por estar en los mejores lugares. Como conclusión, simplemente apuntar que el K-Drama es un reflejo del paisaje identitario de Corea del Sur, y en el término paisaje no solo incluimos las montañas y la arquitectura, sino la identidad cultural del país que en los últimos tiempos está viviendo la sacudida mundial de la economía.
Aprender modales mirando K-dramas
No creo que exista persona que tenga interés en Corea que no haya visto por lo menos un k-drama. Si has visto dramas o películas puedes observar claramente los patrones de comportamiento de los coreanos, sobre todo en lo que se refiere a la comida. La comida es muy importante para los coreanos, para preguntar qué tal estás te preguntan si has comido, o sino te preguntarán si quieres comer o si cocinas. Pero, ¿qué modales sobre la comida podemos aprender viendo dramas? Aquí os dejamos una pequeña lista: El que dicta cuándo empieza y cuándo se acaba la comida es la persona de mayor edad. Puedes sentarte sólo después que este se haya sentado y empiezas a comer sólo después que él lo haya hecho. Si tienes que pasar a alguien la sal, nunca lo hagas con la mano izquierda. Si el respeto para la persona que te pide algo en la mesa es mayor, tienes que situar tu mano izquierda bajo el codo de la derecha. Y si ofreces un recipiente con ambas manos y haces una pequeña reverencia entonces estas mostrando tu mayor respeto. Si el vaso de alguien (sobre todo alguien mayor) esta vacío, tienes que ofrecerte enseguida a llenarlo (sin olvidar la posición de las manos). No te sirvas a ti mismo, espero que otros te llene el vaso de alcohol. Los coreanos no tienen primer plato y segundo plato, cada plato viene a la mesa cuando está listo y durante la comida tienes que probarlos todos. La sopa y el arroz son muy importantes. Hay muchos platos en una mesa típica coreana. Puedes comer lo que quieras del plato que te guste especialmente. Nunca sirvas a los invitados solo una ración, pon por lo menos dos. Si alguien dice que quiere sólo un poquito, tienes que ponerle mucho, y si dice, esta bien así, añade un poco más. ¡Nunca comas todo del plato! Tienes que dejar dos o tres trocitos de cada plato. Después de comer tienes que poner un poco de agua en el bol donde aún te queda un poco de comida. Esto significa dos cosas: 1. Eres respetuoso con los que te han preparado la comida y le ayudas a la hora de lavar los platos. 2. Les enseñas que no has podido comer todo porque ya no podías mas (así saben que te han servido más que suficiente). Nunca dejes tu cuchara y palillos en el plato, los coreanos piensan que da mala suerte. Nunca suenes tu nariz en la mesa. Si aparece esta necesidad es mejor que vayas al baño a hacerlo, porque en la mesa sería una falta de respeto. Si hay una persona mayor en la mesa dale los mejores trozos. Lo mismo con la fruta o el postre, el mayor tiene derecho de elegir el primero. ¡No se come con la mano! Incluso las frutas se comen con cubiertos especiales. Al final de una mesa es de buena educación decirle al quién haya cocinado Jal Meo Geo Seumnida, que significa que la comida ha sido deliciosa. La mayoría de las veces la gente se sienta en el suelo directamente para comer en la mesa, porque en muchas casas y restaurantes coreanos la instalación de calefacción está instalada en el suelo. El mayor suele paga la consumición. … La lista podría ser interminable. ¿Conocéis alguna otra costumbre a la hora de comer que os haya parecido curiosa?
Los K-dramas y el paisaje coreano I
Según la Convención Europea del Paisaje del año 2000, el paisaje es cualquier parte del territorio tal como es percibida por las poblaciones, cuyo carácter resulta de la acción de factores naturales y/o humanos y de sus interacciones. El paisaje Corea del Sur es uno de los países que mayor crecimiento económico está experimentando en los últimos tiempos. Gran parte de su éxito en este mercado globalizado es la “venta” de su cultura como valor social. El país está consiguiendo extrapolar, poco a poco, al mundo entero su cultura a través del Hallyu (Kpop, pop generado en Corea, y Kdramas, novelas televisivas generadas en Corea) y gracias a internet. Unas bien logradas estrategias de promoción, más un imponente marketing asociado y unos personajes protagónicos esculpidos cual David de Miguel Ángel por fuera y por dentro, son los responsables de su expansión al resto de culturas. Todos somos bienvenidos en la expansión de Corea del Sur. Para todos los países que muestran un mínimo de atención sobre ellos, generan una respuesta positiva y alentadora con una sensación de amistad eterna. ¿Y qué tiene que ver el paisaje coreano con los Kdramas? Los dramas o doramas son novelas, fundamentalmente basadas en historias de gráficas (casi siempre provenientes del vecino nipón) en las que se nos cuentan la vida de unos personajes con la cultura coreana de trasfondo. Son adictivos hasta la perdición y el mejor escaparate para conocer y enamorarte del país. Si aún no has entrado al mundo del Hallyu, te preguntarás ¿por qué los que sí lo conocemos preferimos el Kdrama (aunque no es incompatible) a las series occidentales? Pues posiblemente porque aún no te has cansado del mundo globalizado, desordenado, caótico y errante en valores que puede llegarnos por la televisión convencional. Por lo general, el aficionado/a a los Kdramas es una persona sensible, romántica, interesada en la cultura asiática y que disfruta riendo con escenas cargadas de inocencia y respeto. Pero aparte de los valores morales (que comenté someramente en mi primer artículo, Generación K), el patrimonio cultural se encuentra muy presente en estas series. De esta manera tras las historias principales que siempre tienen como piedra angular el amor y la amistad, los Kdramas se convierten en documentales turísticos dónde se nos muestra desde la Corea tradicional hasta la más moderna, incluso su tecnología más puntera. Podría decirse que, a diferencia de la mayoría de series occidentales, los Kdramas envuelven en su contexto al paisaje coreano. Así es posible interesarse por el idioma, la escritura, los palacios tradicionales, las tradiciones gastronómicas o sociales y los espacios naturales y urbanos del país. ¿Quién no ha oído hablar de la Isla de Jeju, del barrio comercial y moderno de Myeongdong, del río Han que atraviesa Seúl o de la ciudad de Busán y su dialecto, que tanta gracia hace a los habitantes de Gangnam, el barrio más pijo de la capital? Así, no solo estamos viendo adictivas historias de amor (normalmente inmersas en triángulos amorosos, dónde casi se coge más afecto al bueno que se queda sin la chica, que a quién se lleva finalmente su amor). Estamos viendo Corea, casi sin darnos cuenta, ya que todo el país se convierte en escenario. Podríamos realizar varios artículos más hablando de ejemplos concretos, y si estáis interesados en ello podemos tratarlo en los siguientes. Por ahora, voy a mencionar algunos ejemplos de forma breve para ilustrar un poco todo lo que os he contado hasta ahora. En Goong, educando a la princesa, una muchacha de instituto se ve envuelta en un matrimonio concertado con un príncipe y de repente pasa a vivir su vida de adolescente según las tradiciones de palacio coreanas más ancestrales. Podemos aprender sobre costumbres, podemos advertir el sexismo de la época, podemos presenciar una boda tradicional y sus vestimentas, así como distintos rituales y disfrutar con la arquitectura palaciega. En Playful Kiss, también una historia de adolescentes, se nos muestra el valor de ser ama de casa para la mujer en Corea, así como los lugares donde es habitual desplazarse con la familia para los tan anhelados picnics, o los lugares de ocio más elegantes para tener una cita con tu pareja con vistas al río Han, pero también las largas e intensas horas que pasan los estudiantes en los centros de formación. En Heartstrings se da a conocer la música tradicional coreana, así como sus instrumentos ancestrales, y se muestra cómo trata de sobrevivir en la actualidad compitiendo con las guitarras eléctricas. Todo unido con una historia de amor entre dos personajes públicos muy queridos dentro y fuera de Corea. La protagonista vive en una casa tradicional y es posible apreciar las diferentes estancias durante todo la serie, y también se puede disfrutar del barrio de calles estrechas y empinadas dónde el sonido de los zapatos de la protagonista al caminar por ellas provoca ganas de pasar por ahí con nuestros propios pies. Podríamos seguir páginas y páginas analizando doramas y su relación con el paisaje cultural y natural coreano pero este artículo se haría eterno. Os invito a leer próximamente una segunda parte donde haré un análisis más exhaustivo de estos y otros Kdramas, y su relación con el paisaje.