Economía de la estabilización, la liberización y la crisis (1980-1997). En el 1980 se produce un cambio radical en la estrategia económica de Corea. Se pasa del antiguo «crecer ante todo», a una búsqueda de consolidación y estabilidad. Se instaura el modelo de crecimiento compartido. Este consistía en priorizar el crecimiento impulsado por el sector privado. Rompiendo, así, con el modelo tradicional impulsado por el gobierno. Esta nueva estrategia trató de restaurar la situación de desequilibrio anterior, impulsada por: el crecimiento anual promedio del 9% durante los 70; la demanda excesiva en las industrias pesada y química; el déficit fiscal; la crisis del petróleo y la gran inflación. Aunque las reformas del sistema no se llevaron a cabo hasta el 1980, el presidente Park comenzó a plantearse estos desequilibrios en el 1978. Como resultado, en el 1979 se adoptó el Programa Integral de Estabilización Económica. Este plan atacaba las raíces que sostenían a la economía coreana hasta el momento. Por supuesto, el programa tenía una serie de metas: La eliminación de los subsidios a la exportación que tanto habían sido promocionadas durante los años anteriores. Moderar las inversiones públicas en las industrias pesada y química. Liberalizar finalmente los precios. Los JJOO impulsan un cambio en el sistema La implantación de estas medidas dio su resultado. De 1981 a 1987, la deuda del gobierno bajó a menos de un 8 %, la inflación se redujo del 25 % al 5 %, y se pasó de un déficit del -4,3 % a un superávit del 0,2 %. Aunque estos fuesen cambios positivos, también hubo reformas incompletas. No se consiguió liberalizar completamente el mercado financiero. Esto se debió a que no tenía una orientación clara ni una regulación consistente. Este error produjo que el Estado renunciase a dirigir la economía pero, contrariamente, siguió asegurando los riesgos. En 1988, coincidiendo con la celebración de los Juegos Olímpicos de Seúl, se produjo un proceso de liberalización. En 1989 comienzan a aplicarse restricciones, medidas que producen un descontento en Estados Unidos. Además, el artículo IX del GATT (acuerdo previo a la OMC), otorga a Corea la condición de «Nación Favorecida». Por otro lado, el arancel medio de las importaciones baja, yendo del 34,4 % al 9,8 %. Pero, ¿cuál era el objetivo real de este proceso de liberalización? Aunque el gobierno de Corea se preocupase por el bienestar del consumidor y del trabajador, este no era el motivo. Con la política de liberalización de las importaciones que se incorporó al Sexto Plan de Desarrollo, el Estado pretendía aumentar la competitividad. Es decir, mediante un crecimiento de la competitividad nacional, las industrias coreanas estarían preparadas para la competencia internacional. Sin embargo, no fue hasta 1993 cuando la liberalización comenzó realmente. Otro de los problemas no resueltos de Corea eran los chaebol. Estos conglomerados fueron aumentando su poder económico y político paulatinamente. Después del paso a la democracia de 1988, los chaebol se libraron de los controles estatales y comenzaron a ser más críticos con el gobierno. El cese de las garantías estatales implícitas o la transición a una economía de mercado eran alternativas válidas al control de los chaebol. No obstante, ninguna se puso en marcha hasta el final de la crisis de 1997. Crisis económica de 1997 La deficiente gestión del riesgo por parte de los bancos, el aumento de los préstamos improductivos o la bancarrota de los conglomerados fueron solamente unos pocos causantes de la crisis coreana de 1997. Los protagonistas de este problema fueron la falta de liquidez y la huida del capital extranjero. Los inversores extranjeros no confiaban en el «capitalismo amiguista» coreano, además de que la estructura del sector financiero era muy débil. Esto produjo una retirada masiva de capital que hizo que el país entrase en crisis. Por supuesto, el gobierno reaccionó ante el problema. Las políticas fiscales se centraron en la reducción del gasto estatal y la compra de divisas al exterior. Por otro lado, las empresas insolventes fueron reconstruidas y se trató de reforzar la disciplina del mercado. No obstante, había otro gran problema: los chaebol. El Estado tuvo que centrarse en el control y reestructuración de los conglomerados, ya que eran una parte clave de la estructura económica coreana. Para esto, implantaron medidas que consistían en: Un incremento de la transparencia en la gestión de los conglomerados. La eliminación de las garantías del Estado. Una mejora en la estructura de capital. La necesidad de concentración en líneas de negocio esenciales. Estos fueron solo los cambios precedentes a la gran reestructuración de 1999. En este mismo año se implantaron medidas mucho más severas. Estas consistían en el límite de la participación accionaria en un mismo grupo (dentro del chaebol); en la prohibición de herencias y regalos ilegales; y en una mejora en la estructura de gobernanza. Estas reformas produjeron cambios en el sector público, que aumentó su flexibilidad; y en el mercado de trabajo, que incrementó su transparencia y privatización. Tras la crisis Con el final de la crisis, la economía coreana se transformó absolutamente. Comenzó a abrirse a las corrientes internacionales de capital, a la vez que aumentaba la inversión exterior directa por parte de empresas extranjeras. A su misma vez, había mucha más transparencia en la gestión y se obligó a los chaebol a presentar estados financieros. Durante estos años, Corea experimentó un crecimiento desmesurado y una crisis que superaron fácilmente. No obstante, esto se debió a un régimen autoritario y restrictivo por parte del gobierno. Es decir, que todo este crecimiento fue a cambio de un gran desequilibrio social, de la prohibición de las asociaciones de trabajadores y sindicatos, y de la reducción y casi eliminación de los tres derechos laborales básicos. Por lo tanto, aunque la economía fuese viento en popa, la marea no dejaba de ahogar a los ciudadanos coreanos. Si bien es cierto que algunos autores discreparán, este fue el comienzo de las fuertes bases sociales de la población coreana para luchar contra las desigualdades. Fuentes: SaKong, I., & Koh, Y. (2012). La economía coreana: seis décadas de crecimiento
La economía coreana (II)
La dictadura y la economía del crecimiento comprimido (1961-1979) En el 1961 se produce un golpe de Estado en Corea. Así es como el general Park Chung-hee asciende al poder. Este propone una estrategia económica que será controlada por el gobierno y se basará en «crecer ante todo». El objetivo final de la misma sería la industrialización del país. La táctica se basaba en la promoción de las exportaciones y de las industrias pesada y química. Por lo tanto, con la ascendencia de Park, hubo un cambio en las prioridades. Se sustituyó en plan de sustitución de las importaciones por el de sustitución de las exportaciones y su orientación económica estaba muy lejos del modelo de libre mercado. Además, la promoción de las exportaciones mencionada anteriormente fue la clave para el proceso de industrialización. Esto comenzó por el agotamiento de divisas, que se debió a la necesidad de reembolso de los préstamos. Algunas de las medidas más importantes para que este nuevo plan fuese factible fueron: La aplicación de un sistema de vinculación a las exportaciones. Los exportadores podían importar productos por un monto igual a sus exportaciones. La devaluación del tipo de cambio. Esto permitió un ajuste más real de la moneda. A su vez, desincentivó las importaciones y se abarataron las exportaciones. La entrega de créditos a la exportación. Exenciones fiscales a la exportación. La reconstrucción económica trajo grandes cambios para Corea. La política monetaria y de cambio fue sobrevalorada para así poder desincentivar las importaciones. La política arancelaria, por el mismo motivo, era muy restrictiva (hasta el 66,5 %). Además, el Estado decidió hacerse cargo del sistema bancario. En este gran intervencionismo, el Banco Coreano de Desarrollo era la figura principal. Los incentivos mencionados en los párrafos anteriores se vieron potenciados por medidas administrativas. Primero, se estableció una meta para las exportaciones anuales totales. Segundo, comenzaron a celebrarse reuniones mensuales de promoción de las exportaciones. Estas eran dirigidas por el propio presidente del gobierno. Tercero, la Asociación de comerciantes de la República de Corea y la Asociación coreana de promoción del comercio y las inversiones (KOTRA) fueron fundadas. Esta última se encargaba de crear redes en el extranjero. También contribuía a las actividades de mercadotecnia de empresas nacionales y recolectaba información relacionada con los mercados. La industrialización fue, por lo tanto, impulsada por el gobierno. Esta era el tema central de los planes económicos. Los planes quinquenales de desarrollo comenzaron en 1962 con el primer plan (1962-1966). Este consistía en la inversión bruta en la minería y en la industria manufacturera. Y, a su vez, incentivar las exportaciones. El gobierno de Corea comenzó así a invertir en industrias clave. Esto aumentaría su competitividad internacional y modernizaría el sector industrial. El segundo plan (1967-1971) se centró en la promoción de las industrias pesada y química. Para la ampliación de estas industrias, el gobierno tuvo que utilizar mucha financiación extranjera. Mientras tanto, se hicieron esfuerzos para conseguir solventar las deficiencias en la infraestructura económica. Las seis industrias clave en las que el Estado centró su atención fueron: la siderúrgica, la de los metales no ferrosos, la naval, la electrónica, la de ingeniería química y la maquinaria. Las revisiones del plan culminaron con el cuarto plan quinquenal (1977-1981). Por un lado, el gobierno sintió la necesidad de aumentar el gasto en defensa. Las preocupaciones por un posible conflicto no dejaban de crecer. Por otro, había que modernizar la estructura industrial y buscar nuevas industrias de exportación. El apoyo del Estado a las industrias pesada y química se realizó mediante créditos a largo plazo e incentivos fiscales. Se aumentó el gasto en educación para crear escuelas vocacionales y se construyeron instituciones de investigación. Como el gobierno controlaba el sector financiero, podía conceder grandes cantidades de créditos con bajo interés, compartiendo el riesgo de inversión con industrias privadas. No obstante, esta estrategia ha sido duramente criticada. La campaña de las industrias pesada y química causó grandes estragos en la economía coreana. Los grandes préstamos condujeron a las empresas a acumular importantes deudas. Además, los conglomerados (chaebol) no dejaron de crecer. La expansión monetaria excesiva produjo inflación… Es decir, que esta represión financiera frenó la creación de un sector financiero competitivo y volvió la intervención financiera inútil. Aun así, las exportaciones fueron la clave del desarrollo industrial de Corea. Las restricciones en las importaciones trataron de proteger la industria nacional. Aunque se intentaron liberalizar, esto no fue posible hasta 1984, cuando el equilibrio en la balanza de pagos se restableció. Por otro lado, la recesión de 1970 no dejó que hubiese un gran crecimiento. Esto fue arrastrando problemas que culminarían en una gran crisis económica. Mientras que los bancos no tenían suficiente dinero para satisfacer a las empresas, el sector privado no dejaba de pedir créditos debido al bajo interés. Esto hizo que los bancos tuviesen que recurrir a los préstamos del banco central. Por supuesto, esto condujo a una inflación muy elevada, que se sumaría a los factores culpables de la crisis posterior. Fuentes: SaKong, I., & Koh, Y. (2012). La economía coreana: seis décadas de crecimiento y desarrollo. Universidad de Salamanca. Máster de Estudios de Asia Oriental.
La economía coreana (I)
Tras la II Guerra Mundial (1945-1960) La economía coreana no ha dejado de crecer. Muy pocas economías en desarrollo han conseguido igualar sus cifras. De hecho, sus logros económicos muchas veces son llamados «milagro». Por supuesto, las distintas fuentes dan razones diferentes a la hora de justificar esta expansión. Por un lado, el crecimiento podría haber sido gracias a la estabilidad macroeconómica que mantuvo el gobierno. Además, por supuesto, de sus grandes inversiones en capital humano. No obstante, no todas las críticas son positivas con respecto a las decisiones de los líderes de la época. La promoción selectiva de industrias específicas podría no haber sido tan acertada por la ineficiente asignación de recursos. Una perspectiva distinta es la que justifica el intervencionismo del gobierno. Ya que, con el mal funcionamiento del mercado en los primeros años, el Estado tuvo que corregir sus errores. La promoción de las exportaciones en los sesenta. La preferencia e inversión en la industria pesada y química de los setenta. Las restricciones generales y el control de precios de los ochenta. Todo esto se logró a partir de una gran represión financiera que causaría grandes estragos en los años posteriores. Sin embargo, la inversión en educación y capital humano, además de los gastos en infraestructura y la privatización, han sido medidas del propio gobierno que llevaron a la economía coreana a su punto más alto. La inflación, la deuda o los préstamos improductivos fueron causados por la mala gestión económica del gobierno. Diversas circunstancias de la época hicieron que los grandes conglomerados coreanos, los chaebol, acumulasen todo el poder. No obstante, cuando el gobierno de los ochenta se dio cuenta de estos problemas, trató de corregirlos. Comenzó a tratar de liberalizar el mercado y redefinir sus funciones. Aunque estos esfuerzos no siempre dieron fruto, ya que la liberalización real no se daría hasta después de la crisis económica de 1997. La liberación y la construcción del Estado entre 1945 y 1960. Cuando los japoneses anunciaron su rendición terminó la Segunda Guerra Mundial. Para Corea, esto significaba una liberación de la ocupación nipona. En 1945, los japoneses fueron expulsados de Corea. Lejos de ser una transición fácil, esto llevó a la península a un gran desequilibrio socioeconómico. La mayor parte de la población surcoreana (un 75 %) era población rural. El hecho de que los japoneses se fuesen dejó a muchas empresas sin personal ni gerentes. Por motivos como estos, el gobierno comenzó a darse cuenta de que un cambio era necesario. Estados Unidos cesó su mandato militar en 1948, y el nuevo gobierno tuvo que hacerse cargo de la reconstrucción del país. Sin embargo, con la Guerra de Corea de 1950, todo esfuerzo anterior fue en vano. Syngman Rhee, el líder de Corea del Sur en aquel momento, se dio cuenta de que la península necesitaba un cambio. En 1948 se llevó a cabo lo que se conoce como la Reforma Agraria. Esta comenzó con la confiscación de las tierras coreanas a los japoneses. Después, a los pocos dueños coreanos se les dio una pequeña compensación. Esto se debió a que las tierras serían repartidas a precios moderados entre los campesinos. A este fenómeno se le llamó confiscación compensada y reparto no gratuito. Se dice que esto es el comienzo de la mentalidad meritocrática de Corea. Ya que, si todos los campesinos parten de una igualdad de oportunidades, el que más se esfuerce será el que obtenga los mayores beneficios. Posteriormente, el presidente llevó a cabo los planes de reconstrucción. El objetivo de estos era el restablecimiento de la economía. Querían hacerlo llevando a cabo actividades como: ampliar la infraestructura económica, construir industrias clave (como la siderurgia) y aumentar la capacidad productiva del sector manufacturero. Rhee quería construir una economía surcoreana autosuficiente. Sin embargo, Estados Unidos no estaba tan de acuerdo. Aunque hubo varias discrepancias, la opinión estadounidense prevaleció. La ONU y Estados Unidos ayudaron mucho a Corea económicamente después del conflicto. Estados Unidos insistía en el establecimiento de empresas privadas en usos civiles. La gran potencia no quería que las empresas nacionales coreanas fuesen demasiado fuertes, ya que esto descolocaría sus planes económicos con respecto al sector de Asia Oriental, cuyo centro se suponía que era Japón. Por otro lado, la ONU buscaba un desarrollo del estado. Durante la Reforma Agraria, el Estado jugaba un papel fundamental. Las cuotas que los arrendatarios pagaban a los terratenientes fueron sustituidas. Estas pasaron a ser impuestos estatales con una rebaja mínima. Además, el Estado era el encargado de controlar los precios. Este sistema se mantuvo hasta 1975 debido a que una parte del dinero se iba en forma de alimento para los trabajadores. Pero, una vez terminó la Guerra de Corea, el Estado tuvo que expropiar algunas de las tierras que había repartido. Esto se debió a la necesidad de urbanización después de los destrozos bélicos. Como consecuencia, la productividad del sector agrario no tuvo un incremento notable durante esos años. A pesar de estas circunstancias, la Reforma Agraria se vio apoyada por la constitución de 1948. Este fue el primer paso hacia el establecimiento de un sistema de libre mercado. Fuentes: SaKong, I., & Koh, Y. (2012). La economía coreana: seis décadas de crecimiento y desarrollo. Universidad de Salamanca. Máster de Estudios de Asia Oriental.
La economía coreana entre las más sanas del mundo
Gracias (por desgracia) a la crisis española, muchos hemos averiguado recientemente el funcionamiento de los “mercados” y las agencias de calificación. Para los que no lo sepáis aún, estas agencias de inversión, dan una “nota” al valor de la deuda de cada país. O, por decirlo de otra manera, valoran la probabilidad de que un país devuelva el dinero que se ha invertido en él. España en estos momentos es uno de los países peor calificados junto con Portugal, Irlanda o Grecia. Sin embargo, Corea del Sur está soportando la crisis internacional de manera notable. La agencia Moody’s subió la nota de la deuda soberana coreana del A1 al Aa3 (la mejor nota sería un Aa1). Esto sitúa a Corea del Sur como uno de los mejores países para invertir, sólo superada por China, Japón, Bélgica o Arabia Saudí. La agencia especificó que los fundamentos de la economía surcoreana y las medidas tomadas por el gobierno han permitido a Corea del Sur evitar la recesión durante la crisis de 2009 y retomar el crecimiento a partir de 2010. Además, otras dos importantes agencias también han cambiado recientemente las notas de la economía coreana. Standar & Poor’s subió su calificación de A a A+, la quinta mejor calificación, y Fitch Ratings la cambió a AA-, la cuarta mejor nota. El crecimiento de la economía coreana se prevé que llegue al 2,5% anual, bajando un poco del 3,3% que ha tenido hasta ahora. La caída del crecimiento chino ha hundido ligeramente las exportaciones de Corea, ya que China es su principal mercado receptor. También ha influido la caída de las exportaciones a Europa. Esta dependencia del exterior se ve agravada por una caída del consumo interno, debido al endeudamiento de las familias. Algo que no es de extrañar en un país donde el consumismo está a la orden del día. Se han realizado inversiones para estimular el consumo, así como gastos en obras públicas. Pero, las agencias de calificación no sólo tienen en cuenta motivos económicos para poner sus “notas”, también valoran la situación geopolítica de los países. En este caso han considerado que las relaciones (o no relaciones) entre Corea del Norte y del Sur son bastante estables y van a seguir así a pesar del cambio de liderazgo en el régimen norcoreano. A pesar de estas buenas noticias económicas, la OCDE advierte que el rápido envejecimiento de la población surcoreana podría ser un problema para el crecimiento a largo plazo. Fuente: Korea.net; EFE.
Corea móvil
Desde que en 1984 apareciera el primer teléfono móvil en Corea, las perspectivas de crecimiento no han dejado de sorprender en lo que comúnmente llama Enrique Dans como “laboratorio viviente”. Y es que el último anuncio de Samsung no deja indiferente a nadie, cerca de 75000 personas están trabajando en su nuevo modelo Galaxy S3, que ya tiene 9 millones de dispositivos encargados y cuyo nivel de producción no es comprensible en Europa ya que gira en torno a las 4000 unidades diarias y sueldos de 2000 euros por operador, una cantidad nada despreciable en estos tiempos. Perspectivas de evolución del móvil en Corea (Coms1 2010). El móvil siempre ha sido un objeto de culto desde que apareció en Corea, mucho más incluso de lo que podamos creer en Occidente, pues intervienen varios factores que han hecho que poco a poco se convierta en un instrumento indispensable para la vida cotidiana en el “país de la tecnología”. El hecho de que la mayoría de personas se desplace grandes distancias sin usar el coche, la necesidad de crearse una parcela de intimidad dentro de la sobresaturación urbana, la perspectiva de evadirse un rato o la posición social son situaciones comunes dentro de la cotidianeidad coreana. «El móvil lo es todo para mí, es mi vida», nos explica Young Mi, estudiante de español, «Todo está guardado aquí». El móvil termina siendo su talón de Aquiles, absorbe prácticamente todos los momentos del día. El estar conectado o el decir como te sientes, ya sea a través de las redes sociales, mensajería o hablando por teléfono forma parte de una filosofía que muchas veces choca con su aspecto exterior reservado y frío. «Para mi, la agenda de contactos es lo más importante», nos dice Eun Kyung una turista coreana. Unido al cambio de modelo varias veces al año es símbolo de poder social y reconocimiento. Según datos de Invest Korea, se calcula que prácticamente la mitad de la población concentrada en la provincia de Seúl siguen esta dinámica, dando un paso más con el uso de la televisión móvil a través de DMBO (Digital Multimedia Broadcasting) que incluye un sintonizador diferente al streamming y que es subvencionado de forma gratuita por imposición gubernamental ya que es financiado por LG y Samsung emitiendo seriales y boletines de noticias junto a las últimas novedades en dispositivos. Aunque ya en 2008, las aspiraciones de Corea del Sur eran ser líder en la venta de móviles, las perspectivas de crecimiento han sobrepasado todos los expectativas, sobretodo con el modelo de Samsung Galaxy S II que, con su tecnología Ice Cream Sándwich y sus descargas gratuitas, han revolucionado la perspectiva de mercado establecida hasta el momento. El 휴대 전화 o coloquialmente 핸드폰 es usado de forma genérica por el 90% de la población. Se comercializan anualmente una media de 24 millones de terminales proliferando los “teléfonos inteligentes” gracias, entre otros, a operadores locales con una banda ancha inalámbrica muy fuerte impulsada a su vez en gran parte por Samsung Electronics y LG Electronics. De hecho, Corea del Sur es el primer país asiático y tercero del mundo en penetración de smartphones, según eMarketer, después de Estados Unidos y Europa Occidental. Según Informe 21 los smartphones se han convertido en un caballo de Troya en el mercado coreano para firmas del tipo Google y Facebook, que optimizan sus ofertas para captar todavía más clientes. Así, Corea del Sur sigue avanzando en el estudio de nuevos materiales como el grafeno y su depuración en la Universidad de Sungkyunkwan, que le ha valido el Nobel de Física, o la Exposición Universal 2012 de la zona costera de Yeosu que durante los próximos tres meses dará que hablar con sus nuevos adelantos tecnológicos.