Tras la II Guerra Mundial (1945-1960)
La economía coreana no ha dejado de crecer. Muy pocas economías en desarrollo han conseguido igualar sus cifras. De hecho, sus logros económicos muchas veces son llamados «milagro». Por supuesto, las distintas fuentes dan razones diferentes a la hora de justificar esta expansión.
Por un lado, el crecimiento podría haber sido gracias a la estabilidad macroeconómica que mantuvo el gobierno. Además, por supuesto, de sus grandes inversiones en capital humano. No obstante, no todas las críticas son positivas con respecto a las decisiones de los líderes de la época. La promoción selectiva de industrias específicas podría no haber sido tan acertada por la ineficiente asignación de recursos. Una perspectiva distinta es la que justifica el intervencionismo del gobierno. Ya que, con el mal funcionamiento del mercado en los primeros años, el Estado tuvo que corregir sus errores.
La promoción de las exportaciones en los sesenta. La preferencia e inversión en la industria pesada y química de los setenta. Las restricciones generales y el control de precios de los ochenta. Todo esto se logró a partir de una gran represión financiera que causaría grandes estragos en los años posteriores. Sin embargo, la inversión en educación y capital humano, además de los gastos en infraestructura y la privatización, han sido medidas del propio gobierno que llevaron a la economía coreana a su punto más alto.
La inflación, la deuda o los préstamos improductivos fueron causados por la mala gestión económica del gobierno. Diversas circunstancias de la época hicieron que los grandes conglomerados coreanos, los chaebol, acumulasen todo el poder. No obstante, cuando el gobierno de los ochenta se dio cuenta de estos problemas, trató de corregirlos. Comenzó a tratar de liberalizar el mercado y redefinir sus funciones. Aunque estos esfuerzos no siempre dieron fruto, ya que la liberalización real no se daría hasta después de la crisis económica de 1997.
La liberación y la construcción del Estado entre 1945 y 1960.
Cuando los japoneses anunciaron su rendición terminó la Segunda Guerra Mundial. Para Corea, esto significaba una liberación de la ocupación nipona. En 1945, los japoneses fueron expulsados de Corea. Lejos de ser una transición fácil, esto llevó a la península a un gran desequilibrio socioeconómico. La mayor parte de la población surcoreana (un 75 %) era población rural. El hecho de que los japoneses se fuesen dejó a muchas empresas sin personal ni gerentes. Por motivos como estos, el gobierno comenzó a darse cuenta de que un cambio era necesario. Estados Unidos cesó su mandato militar en 1948, y el nuevo gobierno tuvo que hacerse cargo de la reconstrucción del país. Sin embargo, con la Guerra de Corea de 1950, todo esfuerzo anterior fue en vano.
Syngman Rhee, el líder de Corea del Sur en aquel momento, se dio cuenta de que la península necesitaba un cambio. En 1948 se llevó a cabo lo que se conoce como la Reforma Agraria. Esta comenzó con la confiscación de las tierras coreanas a los japoneses. Después, a los pocos dueños coreanos se les dio una pequeña compensación. Esto se debió a que las tierras serían repartidas a precios moderados entre los campesinos. A este fenómeno se le llamó confiscación compensada y reparto no gratuito. Se dice que esto es el comienzo de la mentalidad meritocrática de Corea. Ya que, si todos los campesinos parten de una igualdad de oportunidades, el que más se esfuerce será el que obtenga los mayores beneficios.
Posteriormente, el presidente llevó a cabo los planes de reconstrucción. El objetivo de estos era el restablecimiento de la economía. Querían hacerlo llevando a cabo actividades como: ampliar la infraestructura económica, construir industrias clave (como la siderurgia) y aumentar la capacidad productiva del sector manufacturero. Rhee quería construir una economía surcoreana autosuficiente. Sin embargo, Estados Unidos no estaba tan de acuerdo. Aunque hubo varias discrepancias, la opinión estadounidense prevaleció.
La ONU y Estados Unidos ayudaron mucho a Corea económicamente después del conflicto. Estados Unidos insistía en el establecimiento de empresas privadas en usos civiles. La gran potencia no quería que las empresas nacionales coreanas fuesen demasiado fuertes, ya que esto descolocaría sus planes económicos con respecto al sector de Asia Oriental, cuyo centro se suponía que era Japón.
Por otro lado, la ONU buscaba un desarrollo del estado. Durante la Reforma Agraria, el Estado jugaba un papel fundamental. Las cuotas que los arrendatarios pagaban a los terratenientes fueron sustituidas. Estas pasaron a ser impuestos estatales con una rebaja mínima. Además, el Estado era el encargado de controlar los precios. Este sistema se mantuvo hasta 1975 debido a que una parte del dinero se iba en forma de alimento para los trabajadores. Pero, una vez terminó la Guerra de Corea, el Estado tuvo que expropiar algunas de las tierras que había repartido. Esto se debió a la necesidad de urbanización después de los destrozos bélicos. Como consecuencia, la productividad del sector agrario no tuvo un incremento notable durante esos años. A pesar de estas circunstancias, la Reforma Agraria se vio apoyada por la constitución de 1948. Este fue el primer paso hacia el establecimiento de un sistema de libre mercado.
Fuentes:
- SaKong, I., & Koh, Y. (2012). La economía coreana: seis décadas de crecimiento y desarrollo.
- Universidad de Salamanca. Máster de Estudios de Asia Oriental.