La «selectividad» en Corea del Sur
Cada noviembre, la sociedad surcoreana entra en modo suneung, o en modo acceso a la universidad. A diferencia de lo que sucede en España, la movilización de la sociedad es masiva.
Los boletines meteorológicos informan sobre las posibles inclemencias del día del examen. Las familias van a rezar a los templos o iglesias para que sus hijos obtengan buenas notas. Las tiendas adaptan sus horarios de cara a las largas jornadas de estudio de los estudiantes. Se ofertan taxis a precios módicos para que ningún contratiempo malogre esta oportunidad de oro que tienen los estudiantes para determinar su futuro. Incluso la actividad de los aeropuertos se ve implicada, reduciéndose su frecuencia de vuelos en las franjas horarias en que tienen lugar los audios de los exámenes de lengua extranjera. La policía también tiene encomendado el traslado de quien pueda llegar retrasado al examen.
Hasta la enseñanza secundaria, los niños surcoreanos tienen una vida muy parecida a sus compañeros europeos. Aunque al llegar a la escuela superior, la cuestión cambia radicalmente y se pone mucho énfasis en las pruebas que estarán por venir cuando cumplan los 18.
La preparación para estos exámenes es muy exhaustiva durante el curso académico que precede a la prueba. Desde el inicio de la escuela superior la carga de trabajo y de dedicación va in crescendo. Y no se limita a los horarios de los institutos sino, también, a las academias que ayudan a perfeccionar las posibilidades de éxito de los estudiantes.
El objetivo
Todo por conseguir una buena nota que permita acceder a la Universidad de Seúl, Universidad de Corea o la de Yonsei, que suelen conocerse por el acrónimo SKY, como una manera de expresar la máxima aspiración de los estudiantes. Durante los años previos al seneung tendrán que hacer un sacrificio que, en teoría, se verá recompensado el resto de su vida. Cuanto mejor la Universidad en la que estudien, más probabilidades de conseguir un buen empleo, encontrar pareja, casa, etc.
El énfasis de Corea del Sur por la educación tiene su razón de ser en el afán de superación así como en la experiencia vivida durante el siglo XX. Durante el pasado, como parte del imperio japonés, se relegó a los surcoreanos a tener una instrucción básica. A finales de la segunda guerra mundial había una gran tasa de analfabetismo y solo un 5% de la población con educación superior. Tras la contienda, los surcoreanos se entregaron con avidez al conocimiento y ya a finales en 1959 casi toda la sociedad había dejado de ser analfabeta.
El esfuerzo nacional desde entonces ha sido encomiable, ya que actualmente, el 90 por ciento de los jóvenes tiene al menos un diploma de secundaria. Los ranking de PISA demuestran que no solo es una cuestión cuantitativa sino de calidad. Corea del Sur suele situarse a la cabeza en rendimiento escolar.
Aunque tanto esfuerzo suele tener sus claroscuros, como la excesiva presión al alumno, en general la sociedad surcoreana se ve recompensada con una de las generaciones mas preparadas y mejor formadas, no solo en su propio país sino a nivel global.
Fuentes