¿Qué personalidad tienes?

Normalmente, cuando alguien te pregunta cuál es tu grupo sanguíneo, el motivo suele ser médico… A no ser que te encuentres en Corea del Sur.

La idea de unir personalidad y características corporales ya la mencionaron en su tiempo Aristóteles (buscando la correlación entre emociones y sangre) e Hipócrates, un médico que relacionaba los cuatro humores corporales (bilis negra, bilis amarilla, flema y sangre) con cuatro los cuatro temperamentos básicos (sanguíneo, colérico, melancólico y flemático).

En 1927, Tokeji Furukawa realizó un estudio cuya conclusión fue que la sangre humana era uno de los factores más influyentes en el temperamento. Tras el de Furukawa, se realizaron muchos estudios académicos con resultados dispares. Con el paso de las décadas y la disponibilidad de tecnología más avanzada, diversos científicos intentaron demostrar que tener cierto grupo sanguíneo era la causa de mostrar uno u otro temperamento, pero no se obtuvo ningún resultado concluyente, ya que incluso cuando se estudiaba el mismo grupo se obtenían resultados diferentes.

En 1971 el periodista japonés Masahiko Nomi publicó un libro en el que recuperaba la teoría de la relación entre el grupo sanguíneo y las emociones y, aunque sus argumentos fueron tomados como “anecdóticos” por la comunidad científica, la obra tuvo un gran impacto en la sociedad, convirtiéndose en best-seller en Japón. Pero no solo en Japón esta teoría cuenta con seguidores: también se extendió por Corea.

Si estás familiarizado con los dramas y los varieties coreanos, habrás visto en alguna ocasión cómo explican que alguien individualista que no trabaja bien en grupo sea de esa forma porque su grupo sanguíneo es B o que alguien que dice lo que piensa y actúa como un líder lo haga porque es 0. Aunque, como ha sido mencionado, fue Japón donde esta idea volvió a retomar importancia en la década de los 70, en Corea del Sur también fue recibida y es uno de los pocos países en los que aún a día de hoy muchos siguen pensando en ella de forma habitual para explicar por qué ciertas personas actúan de una u otra forma. Podría decirse que los grupos sanguíneos se usan en Japón y Corea como en otros países utilizamos los signos del zodíaco.

Los rasgos principales de los diferentes grupos son:

  • Grupo A: amables, hospitalarios, en ocasiones evitan expresar su opinión para no provocar conflictos, saben mantener la calma en momentos de crisis, trabajadores y muy responsables. Sin embargo, son muy perfeccionistas y esto puede hacer que sean tozudos en exceso y que no avancen en su vida hasta que no sientan que todo les satisface por completo.
  • Grupo B: creativos, apasionados, sin miedo a pensar de forma diferente, se adaptan fácilmente a las circunstancias, se sienten solos con facilidad, impacientes y en ocasiones, no persiguen sus objetivos hasta el final si el camino es demasiado difícil. Este grupo se enfrenta a un ostracismo por parte de aquellos que creen ciegamente en esta idea debido a que son muy individualistas y no dudan en hacer lo necesario para salirse con la suya. Esto hace que sean vistos como malos a la hora de trabajar en grupo, lo cual es visto con malos ojos.
  • Grupo AB: persiguen sus sueños e ideales hasta el final pero no por ello dejan de ser racionales, sensibles, adictos a la literatura y les gusta aprender tanto como pueden, en ocasiones indecisos y tímidos, pareciendo distantes y desconfiados. Algo negativo es que, debido a su personalidad sensible, puede que no perdonen con facilidad y no olviden las ocasiones en las que alguien les hizo daño.
  • Grupo 0: apasionados y fuertes en momentos de adversidad, ambiciosos, optimistas, creativos desde un punto de vista útil, líderes por naturaleza y populares. Su gran confianza en sí mismos y sus ideas puede hacer que sean soberbios, dramáticos y no les importe pisar a los demás para conseguir lo que quieren.

Aunque hoy en día es conocido por la sociedad que el fundamento de la teoría que relaciona grupo sanguíneo y carácter es cercano a inexistente, en Corea del Sur muchos siguen pensando en ello como una tradición más, a veces con demasiado fervor. No es raro que se desaconseje una relación con alguien del grupo B ya que contra ellos pesa el argumento de que son individualistas en exceso y piensan demasiado en su propio parecer. Sin embargo, las generaciones más jóvenes utilizan la idea como algo puramente teórico, sin llevarlo a extremos.

Referencias: