La salud mental en Corea del Sur

Como todos sabemos, los problemas de salud mental son una realidad. La depresión, la baja autoestima o la anorexia son enfermedades graves y que deben ser tratadas. Sin embargo, en Corea del Sur esto no se ve así. En un país en el que se aspira a la perfección física y que tiene estándares de belleza prácticamente inalcanzables, la mente es algo completamente secundario. Aunque sea un tema duro y triste, es importante concienciarnos sobre esto.

Corea del Sur tiene la tasa de suicido más alta entre los 35 países desarrollados de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Según los expertos, estos se atribuyen a los jóvenes entre 20 y 30 años que se sienten solos o que no encuentran su lugar. Aun así, un gran porcentaje de la población coreana sigue siendo reacia a tratar estos problemas.

En Corea, si alguien tiene problemas de salud mental, en general se le considera una persona «débil». No perciben que sea una enfermedad grave en sí, sino que optan por pensar que esa persona está «loca». También hay un gran porcentaje de personas que sufren depresión que piensan que no la padecen. O, que se nieguen a aceptar ese hecho por miedo de parecer «menos fuertes». Si nos centramos en las cifras, hay incluso un 78 % de coreanos de avanzada edad que siguen pensando que estar deprimido simplemente significa «ser débil». Si lo comparamos con otros países, hay solamente un 6 % de estadounidenses que piensan de la misma manera.

Aunque no se puede generalizar, ya que cada caso es específico, enumeramos algunas de las causas de la alta tasa de suicidios en Corea del Sur.

Una sociedad desconfiada

Según varios autores, muchos coreanos no quieren consultar a un experto en salud mental por la falta de privacidad. Es decir, que tienen miedo de que su registro médico sea visto por otras personas. De este modo, los ciudadanos surcoreanos no confían plenamente en el gobierno. Esto se debe a que, según las declaraciones recogidas en el libro de Michael Breen, The New Koreans, muchas veces los jefes de policía ven el historial médico de los candidatos a ocupar puestos en la oficina. De la misma forma, hay muchos trabajos que piden el historial médico antes de contratar a alguien. Esto produce una falta de seguridad en la confidencialidad de los archivos. Hecho que, directamente, lleva a los ciudadanos a desconfiar de los propios profesionales. Esto crea una barrera muy grande que Corea del Sur tiene que superar. La confianza en los terapistas es crucial a la hora de intentar resolver este tipo de problemas.

La importancia de la «cara»

Aunque este pueda parecer un concepto nuevo para nosotros, es muy popular en Asia. El término «cara» se utiliza para hablar de la reputación del individuo. Puesto de una forma más simple, es la necesidad de hacer lo correcto y quedar bien con los demás. Así, muchas veces cuando un individuo habla de sus problemas de salud mental, tiene miedo de ser juzgado incluso por sus propios grupos sociales. Y, por lo tanto, «perder la cara».

En definitiva, el hecho de que los ciudadanos surcoreanos no puedan compartir este tipo de problemas causa un gran estrés. Por la desconfianza y la vergüenza o el miedo, muchos coreanos no ven otra alternativa que lidiar con estos problemas ellos mismos. Lejos de ser un avance, el hecho de no buscar ayuda empeora mucho la situación. Muchos de los jóvenes, sumidos en la depresión, terminan acudiendo a un médico ordinario por dolores físicos y malestar. Sin embargo, esto no soluciona ninguno de los problemas mentales que padecen. Al no poder soportar más estar carga, muchos terminan decidiendo quitarse la vida.

Cambios necesarios

Aunque la sociedad coreana esté tan avanzada en aspectos como la tecnología o la industria, hay muchos cuidados sociales básicos de los que carecen. La idea de que enfermedades como la depresión no son más que la debilidad de un individuo hace que la sociedad siga teniendo estos problemas. Además, como ni siquiera son vistas como problemas reales, muchas personas esperan que los enfermos superen ellos mismos esos conflictos.

Es importante comprender que este tipo de mentalidad necesita un cambio. La depresión es algo que podría afectar a cualquiera. Y, lejos de ser una molestia, es un problema serio que requiere tratamiento. Tenemos que comprender que las personas que sufren enfermedades mentales necesitan ayuda. No es algo de lo que avergonzarse; no es un problema nuestro, sino una serie de circunstancias y factores que nos afectan negativamente. En la actualidad, hay mucha gente especializada y dispuesta a ayudar. Ya sea un amigo, un conocido, un familiar o cualquier persona, es importante que se tome el problema como algo serio y busque consejo profesional. Si todos nos concienciamos, al final conseguiremos cambiarlo.

Fuentes: