Desde las escuelas femeninas hasta la primera presidenta de Asia oriental.
La imagen de la mujer en Corea ha cambiado mucho desde el Confucianismo hasta el actual movimiento #MeToo. Corea del Sur ha comenzado a darle más protagonismo al género femenino. Y los cambios se están notando.
En Corea del Sur, las mujeres tienen garantizados los mismos derechos y deberes que los hombres, es decir, son legalmente iguales a sus compañeros. Corea del Sur se ha encargado de erradicar cualquier diferencia de género existente en sus legislaciones, revisándolas y editándolas desde 1980.
También han incluido leyes contra las desigualdades en género, sobre todo en el trabajo. Los prejuicios existentes contra las mujeres en las oficinas han disminuido, y el número de mujeres trabajando en oficinas ha aumentado.
El número de mujeres recibiendo educación superior actualmente es mayor que de hombres, sin embargo, aún continúan los roles de género en cuanto a las carreras profesionales.
Según The Economist y su artículo ‘The Glass Ceiling Index” de 2013, Corea del Sur estaba situado en los últimos puestos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) debido a la ausencia de mujeres en las posiciones de antigüedad en las empresas del país. Michelle Kwon indica en su artículo ‘South Korea’s woeful workplace inequality’ publicado en The Diplomat en 2014 que la cantidad de mujeres trabajando en 2014 era de un 57% mientras que en 1995 había rondado el 47,6%. Las diferencias entre los dos sexos en los lugares de trabajo siguen estando presentes. En 2013, la OCDE documentaba que la diferencia de salario entre ambos sexos era de un 36,6%, siendo esta cifra la peor de todos los países en ese año.
Esto está cambiando. Un ejemplo claro podría ser Park Geung-Hye, la primera presidenta del país, nombrada en 2013. Fue la primera presidenta en ser elegida mediante voto popular en el este de Asia.
Y ahora las mujeres coreanas están alzando la voz.
En diciembre de 2017, Korean Herald se planteaba en uno de sus artículos cuándo llegaría el movimiento #Me Too» a Corea del Sur. Pocos meses después llegó la respuesta. El movimiento apareció por primera vez en Corea a finales de enero de 2018. La primera mujer en alzar su voz fue Seo Ji Hyeon, una fiscal que acusó a un ex Ministro de Justicia de acosarla sexualmente durante un funeral en 2010. Después de que el ex Ministro de Justicia hablase al respecto, Seo Ji Hyeon apareció en televisión hablando de lo ocurrido y se convirtió en un puto de referencia para muchas mujeres en el país.
Muchas más mujeres han hablado desde entonces. A principios de febrero, una directora de cine alzó su voz para acusar al director Lee Hyun Ju, de acosarla sexualmente. Lee confesó ser culpable y se retiró de la industria. El director de teatro Lee Youn Taek también se ha disculpado públicamente tras las acusaciones de varias mujeres.
Otra dura repercusión fue el suicidio cometido por Jo Min Ki. El veterano actor fue acusado por varias estudiantes de acosos sexuales mientras daba clase en Cheongju University.
De acuerdo con los comentarios de Suk Young Kim, una profesor de la Universidad de California:
«Corea del Sur no tiene esa tensión racial que podríamos ver en otros países occidentales. Sin embargo, Corea sí tiene esa tensión entre las posiciones sociales. Entre la posición fuerte del hombre y la posición débil de la mujer.»
Kim también señaló que el feminismo sólo ha sido parte del discurso público desde hace veinte años; sigue teniendo muchos estigmas a su alrededor. Las normas patriarcales perduran todavía en Corea. Un ejemplo, un miembro del grupo femenino Apink ha sido atacada, en sus redes sociales, por tener una funda de móvil que empoderaba a las mujeres.
La situación para las mujeres definitivamente ha mejorado en Corea del Sur. Aún así, todavía queda mucho que cambiar. El camino hasta la igualdad de género en el país es aún largo y difícil. Sin embargo, mientras las mujeres sigan alzando la voz, nada es imposible.
Fuentes:
- Korean Herald.
- Asia Society.
- Billboard.
- The Diplomat.
- Columbia’s SIPA.
- The Economist.
- Máster de Estudios de Asia Oriental, Universidad de Salamanca.