Jeju haenyo, las buceadoras de la isla de Jeju

El hecho de que una mujer bucee no es algo novedoso, pero, ¿y si esa mujer tiene más de ochenta años y se sumerge hasta diez metros aguantando la respiración durante un minuto para recolectar moluscos? En ese caso, el hecho es algo extraordinario. Estas mujeres han existido en Corea durante años. Ellas son las 제주해녀 (jejuhaenyo): las buceadoras de Jeju.

La isla de Jeju, al sur de la Península Coreana, es un destino turístico clave en Corea del Sur. Sus playas paradisíacas, volcanes inactivos, rico folclore y abundante naturaleza hacen de la isla un lugar de ensueño para unas vacaciones. Jeju cuenta también con tradiciones centenarias, algunas de las más reconocidas e importantes del país. Las conocidas como 제주해녀 (jejuhaenyo) son el pilar de una de esas tradiciones.

Las haenyo son mujeres buceadoras de la isla de Jeju. Durante siglos, estas mujeres han trabajado recolectando moluscos en las costas de la isla. Su técnica de trabajo apenas ha cambiado en toda su historia: durante siete horas al día y noventa días al año (variando según la estación del año), se sumergen a hasta veinte metros bajo el agua aguantando la respiración hasta dos minutos. Hace años se sumergían con trajes de algodón, lo que hacía la tarea mucho más difícil debido en gran parte a las bajas temperaturas del agua del mar. Aunque los utensilios para su trabajo han evolucionado muy poco en décadas, hoy en día suelen visten trajes de neopreno. Utilizan también simples máscaras de buceo y enganchan pesos en su cintura para poder hundirse más rápido. Llevan consigo una red en la que van depositando todo aquello que recogen, la cual va unida a una boya para que pueda flotar.

 

Algo que destaca notablemente sobre las haenyo es sin duda la edad de muchas de ellas. Hoy en día las más jóvenes rondan los cuarenta, mientras que las mayores alcanzan los noventa. A medida que alcanzan los ochenta y noventa años, las buceadoras reducen el número de días en los que trabajan, sin llegar a dejar por completo su labor.  Convertirse en una de estas buceadoras es un proceso que puede durar hasta siete años. Es un proceso difícil en el cual las más veteranas enseñan a las más jóvenes. Las haenyo siempre trabajan juntas y las más experimentadas y con un mayor conocimiento del mar cuidan y guían al grupo. Estas mujeres son, ante todo, como una gran familia.

Otro elemento particular sobre estas mujeres tiene que ver con su técnica de respiración. Cuando se sumergen pueden mantenerse bajo el agua hasta dos minutos aguantando la respiración. Una vez que vuelven a la superficie emiten un sonido similar a un silbido, producido cuando expulsan el dióxido de carbono de su organismo antes de coger oxígeno para volver a sumergirse.

Las costas de Corea han sido tradicionalmente un lugar idóneo para recolectar moluscos, provocando que la profesión de las haenyo se popularizase. Hace siglos, el abulón (u oreja de mar) era un molusco considerado una delicatessen entre los miembros de la alta sociedad. Tal fue su importancia que llegó a exigirse como pago de un impuesto. También las perlas eran muy apreciadas: eran ofrecidas al rey como regalo.

Cuando la técnica de recolección utilizada por las haenyo comenzó, el número de hombres que realizaba este trabajo era mayor que el de mujeres. Este hecho cambió en el siglo XVII, debido en parte a que muchos de los trabajadores perecían en accidentes en el mar y a que los hombres que trabajaban estaban sujetos al pago de un impuesto del cual las mujeres estaban exentas. Otro de los motivos que inclinaron a las mujeres a bucear para poder seguir adelante es el hecho de que ellas tienen más grasa corporal que los hombres, por lo que pueden aguantar mejor el frío (a veces extremo) del mar. El hecho de que fueran ellas las que trabajasen y llevasen el sustento a casa cambió la estructura social de Jeju.

En la isla de Jeju hubo durante siglos un sistema social basado en la mujer como cabeza de familia, un hecho muy destacable si se tiene en cuenta la importancia capital del Confucianismo en todo país. El Confucianismo avocaba por una sociedad patriarcal, en la que el hombre era el cabeza de familia y podía gozar de estatus e importancia, mientras que la mujer estaba siempre subordinada a él. Este pensamiento dominó Corea durante siglos y estaba muy presente en la sociedad en el momento en el que las haenyo ganaron importancia. Ya que, cuando los hombres salían a pescar pasaban largos períodos fuera, eran las mujeres las que debían ocuparse de todo en su ausencia. Con el cambio de roles durante el Siglo XVII y el comienzo de la historia de las haenyo, la importancia de la mujer en la vida diaria de la isla fue en aumento. Ellas eran las encargadas de recoger los productos con los que pagar tributos así que solo esto ya les confería una gran importancia, aunque esta no fuese oficialmente reconocida en la época. Con su duro trabajo, las mujeres que trabajaban en el mar conseguían llevar a sus hogares ingresos que los hombres en determinados momentos de la historia de la isla no podían conseguir.

Si bien durante el siglo pasado el número de haenyo rondaba las treinta mil, la cifra ha descendido drásticamente durante las últimas décadas y apenas alcanza las quinientas. Hoy en día, las jóvenes de la isla no quieren seguir con la tradición de sus abuelas. La juventud de Jeju prefiere ir a la Península para estudiar o encontrar un trabajo que no encuentran en la isla. Aún así, y debido a la gran importancia que han tenido estas trabajadoras durante la historia de Jeju, a día de hoy están más protegidas que nunca. El gobierno las apoya para intentar que la profesión no se extinga por completo. Cuentan con un museo en Jeju, dedicado a contar su historia y mostrar al público cómo era y es el duro trabajo de estas mujeres. Tal es su importancia mundial que la labor de las haneyo ha sido considerada por la UNESCO como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

            Para ver cómo trabajan las haenyo y conocer algunas de sus historias echa un vistazo al reportaje que realizó la UNESCO sobre ellas. ¡Merece la pena!

Referencias: